martes, 18 de septiembre de 2012

Mi nuevo libro para la web

Circo Metaurbano

Cosas que No Entiendo


Te veo en tantas cosas
 y sucede que me pierdo
abrazo mi estrella que ha muerto
y entonces me recordás que no es lo mismo
pero insisto en besar tu camino

caigo desmayado
y la vida insiste que la soledad es de uno sólo
fue tan fácil construir una herida
que la herida cambió de lugar

quisiera decirlo de forma comprensible
pero soy un pleonasmo
cada tachadura me duele a futuro
cuando se trata de vos

nada es suficiente
y nada es tan poco
“como no vas a cansarte
si de miércoles a martes
ya estoy harto yo de mí”

espero que esto lo explique
nadie, nadie
construye soles en tan poco tiempo
ni nadie los destruye en tan menos

Te veo en tantas cosas
y sucede que me pierdo





Libro gratuito http://es.scribd.com/doc/106252384/Circo-Metaurbano

martes, 7 de agosto de 2012

Presentación de Duermevela Backstage


Ludwing  Varela Haciendo la introducción de la presentación de Duermevela Backstage









Magdiel Midence (yo) haciendo la lectura de los poemas de infierno



Tania Claudina Alvarado, Marvin Valladares y Magdiel Midence (Ángel Felipe)


El Público (exquisito)










Magdiel Midence y Duermevela Backstage: Un poco de agua fresca Por Jorge Martínez Mejía Reconocer a un poeta no es difícil cuando evidencia su pasión, su entrega al oficio y su intención de mandar al carajo las taras heredadas. No se trata de adquirir por ósmosis con los libros o con agrios y avejentados poetas el insumo literario. Un poeta se reconoce por esa porción de valentía que le permite mostrar su “gramo de locura”, su parentela con cierta anomalía para ver el mundo, para sospecharlo y rechazarlo. En la costa norte hondureña no somos muy afines a reconocer de primas a primeras el logro literario de los jóvenes escritores, más bien somos reacios para dar la bienvenida al gremio y no es cualquiera el que se atreve a tirar sus dislates a las fauces de la jauría. Por esta razón algunos aspirantes a escritores permanecen años encerrados en su alcoba, leyéndole al espejo, o mostrándoles sus trasnoches a experimentados críticos sin obra. Algunos llegan a desarrollar oscuros complejos, complicadísimas fobias que comienzan con el temor de cruzar una calle para no encontrarse con un cítrico escritor costeño. Otros desarrollan personalidades clandestinas, se desdoblan en las tertulias y muestran un colmillo semiótico, una expresión desenfadada que se delata en el temblor de la voz, en el tic recientemente adquirido, en la intrínseca sospecha de saberse nadie. Eso que se conoce como “locura poética” muy pocos la han sabido llevar como indumentaria natural y “poetas malditos” nunca han cruzado por la Tercera Avenida. En San Pedro Sula los poetas han tenido que beber buenos tragos de desprecio, de indiferencia y olvido. El poeta que se cuenta entre los poetas vivos es porque su trabajo poético, su oficio y su locura permanecen intactos para una minoría de lectores casi inexistente. Sin embargo, algunos logran esquivar estos escollos y alcanzan su breve momento de gloria en el reconocimiento de un minúsculo, pero certero grupo de escritores para quienes un nuevo libro de poesía debe ser una faceta distinta de ese otro texto que escribimos juntos, en el sentido borgeano. Magdiel Midence ha vuelto a San Pedro Sula a presentar su segundo libro: Duermevela Backstage; ya con Retrato de un payaso adolescente (2010) logró llamar la atención y el aprecio de su obra por su coherencia con nuestra percepción de un entorno fragmentado, hecho de retazos y erráticas conexiones con un universo literario que pareciera menos caótico. Referencias a una percepción postmoderna, a un recorte de realidad con el que compartimos ciertos ángulos: desdén por un código estético establecido por el modernismo y que se ancla en lo sublime, y de otro lado un código ético establecido por la vanguardia que reclama la crítica del orden social. Además de cierto estado de asombro o perplejidad ante un comportamiento decadente sobre el objeto artístico que orienta hacia su destrucción, o al menos a los artificios anquilosados. De igual modo que en Retrato de un payaso adolescente en el que se puede ver con facilidad este pedacero poético, Duermevela Backstage comparte las mismas afinidades, las mismas inquietudes y las mismas fuentes: Trakl, Nerval, Blake, Baudelaire, Rimbaud, Eliot; con la diferencia de que en Duermevela se percibe con insistencia la voz de Alejandra Pizarnick, y algunos ecos de Leopoldo María Panero. Un rasgo distinto es que la nota del simbolismo es ahora más profunda y macabra, más frecuente y con más ganas de rockear: más intencionalmente marginal, más intelectual, más madura y por ende; su rebeldía es más consecuente. Técnicamente, el lenguaje está mejor manejado, mejor tramado, musical, entonado y eficaz. La impresión que te deja la lectura es que ya estás frente a un poeta que sabe tratar su material, lo sabe escoger e hilvanar, tiene un propósito, y no es cantarle a la muchedumbre, a pesar de utilizar los códigos del vulgo. Hay una intencionalidad metaliteraria que exige argumentos estéticos. Por eso es que cualquiera puede errar en su primera lectura, cuestionar la falta de buen gusto, y suponer que una palabra osada colocada al pasar es una grosería. Se trata de un desenfado antiliterario tratado con la licencia que el conocimiento de la lengua le permite al poeta. El lenguaje soez y el desenfado profano son las estrategias que utiliza el poeta para demoler el supuesto poder de lo sublime en la literatura. Su intención de ruptura es clara, y su identificación con los más osados poetas de la costa norte también. Magdiel Midence ha regresado a San Pedro Sula con un poco de agua fresca de esa antigualla de ciudad de donde vino. Y nos deja con una exquisita impresión de saber que la poesía va encontrando buenas manos. ................................... Magdiel C. Midence nació en Tegucigalpa el 26 de enero de 1984, estudia Literatura y Lenguas Extranjeras con orientación en francés en la Universidad Nacional Autónoma de Hondura Ha sido miembro del grupo literario Máscara Suelta. Ha participado en diferentes festivales internacionales de Literatura. En 2010 publicó Retrato de un payaso adolescente.

domingo, 5 de agosto de 2012

Ternura

Las páginas están en blanco
y el mundo gira alrevés
toda la matería es amorfa...

La crudeza del tiempo es igual que la mirada del padre, al momento en que sus hijos   parten hacía otros rumbos, para bien o para mal la distancia es una anomalía en nuestros brazos... Decir te amo, es a veces un deber, pero repetirlo tantas veces hasta perder la resonancia, es un padecimiento que lleva al dolor.

Y el dolor nunca fue tan fuerte como hoy.

jueves, 19 de julio de 2012

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Mi canción es más triste que ayer
cuando las nubes bailaban sobre los albañales
mis pies queman horizontes
como lágrimas que ascienden a la herida

Tocar una puerta es verte llegar
sin el reflejo de los días
y la carne baja desconsolada
por los inviernos de tu abrazo
con más crueldad al paso de los días

Caín es el enviado de Dios a conocernos
charcos de sangre se confunden
con la ceniza de tus párpados
mis visceras agonizan de obsenidad
sobre el desconsuelo

Esperando el diluvio


A veces es necesario caminar mucho para darse cuenta si el camino está errado, tristemente, el dolor es similar de encontrar cuando nos arden los pies de andar sin encontrar un norte y los pulmones no dan más; las manos tiemblan como si se nos atravesara el cuerpo con un cable de alta tensión, y la vida cae a pedazos como un avión precipitándose al suelo sin llegar a su destino.

Los destinos igual que los caminos, tienden a dejarnos en la sorpresa y el desparpajo cuando no sabemos que hacer con ellos, a veces los destinos son sobrios e indiferentes; es allí que el "yo", se convierte en un infierno para uno mismo y la voz de la belleza se convierte en la distancia, la vida pierde importancia, para uno; para los otros. Entonces se recomienzan los caminos junto con los temores.

Los temores viajan a velocidades desconsideradas por nuestro cuerpo cuando el rumor de una catástrofe llega precediendo el fin de nuestro camino, es ahí que uno se pregunta ¿qué hace uno cuando no sabe qué hacer? Y nadie está allí para contestar, luego uno se esconde en los cuerpos de otros, suponiendo que son uno mismo.
Pero sobrevivir es en ese momento única y exclusivamente un problema individual, luego, cuando los desastres pasan la vida vuelve a ser como antes  (con complementos extra), unos se dejan llevar por la notitas de perdón, otros simplemente huyen con parsimonia, esperando encontrar en algún lado los vestigios de alguien que haya logrado sobrevivir a través de la compasión y están los últimos; los que optan por la autodestrucción pasiva o activa como máquinas descritas en novelas de ciencia-ficción.

Y de esta manera, unos  llegan al destino y aunque no lo comprenden, se quedan alli; otros saltan de camino en camino sin llegar a ningún lugar, y los últimos, los que nunca lograron algo, se ven a los ojos; unos a otros o simplemente se ven al espejo sin decir nada, sin dejar rastros de nada.
¿Qué hace uno cuando no sabe qué hacer?